Si quieres un Cambio, cambia lo que Comes. Ayunos, Ejercicios y atencion plena en uno mismo.
No hay mas secretos
La dieta tiene un impacto muy significativo sobre nuestra salud: “Somos lo que comemos”. Una dieta adecuada y bien planificada incrementa maravillosamente nuestras posibilidades de vivir una vida larga y saludable, manteniéndonos en buena forma física. Así que, si la dieta es tan importante, ¿no deberíamos aprender más acerca de cómo comer correctamente según los conocimientos sobre nutrición que nos aportan reputados estudios científicos en el mundo entero?
Todos estamos familiarizados con las recomendaciones que nos instan a comer más frutas y verduras y menos carne, sin embargo, se sigue considerando la carne como parte de una alimentación presuntamente saludable y equilibrada.
Numerosos estudios científicos han demostrado que el consumo de carne daña nuestra salud. En el año 2015, los expertos de la WHO (Organización Mundial de la Salud), han valorado más de 800 estudios científicos sobre el tema carne así como sus derivados, y han catalogado a la carne como “cancerígena“.
Las desastrosas consecuencias para la salud causadas por la leche, el queso y otros productos lácteos son mucho menos conocidas, o prácticamente desconocidas, pero posiblemente más graves aun que las de la carne.
Cuando algún desastre natural o atentado terrorista provoca miles de muertos se produce una consternación colectiva, sin embargo cuando por una mala alimentación con productos animales, por intereses empresariales, sufren y mueren millones a causa del cáncer.
¿Por qué las enfermedades cardíacas, hipertensión, diabetes, Alzheimer, sobrepeso y otras enfermedades derivadas de una mala alimentación, se aceptan con una tranquilidad asombrosa?
Mientras la población continúa recibiendo información falsa y engañosa sobre lo que es una alimentación saludable, ciertos sectores industriales sacan provecho de esta situación fatal.
Médicos, hospitales, clínicas, fabricantes de equipos médicos y corporaciones farmacéuticas sólo pueden obtener beneficios si las personas sufren enfermedades crónicas y necesitan recibir tratamiento.
La industria de producción de alimentos de origen animal sólo prospera si la población consume productos nocivos tales como la carne, la leche y sus derivados, los huevos y los peces.
El problema es que las consecuencias para la salud de una mala alimentación con productos animales no son visibles inmediatamente, casi siempre al cabo de muchos años.
A pesar de que hemos asistido a avances médicos formidables, pagamos un precio muy elevado por esta situación por dos motivos. Por un lado, aumentan los costes sanitarios y, con ellos, el precio de los seguros de salud, y, por otro lado, gracias a los avances médicos, las personas que enferman debido a los productos de origen animal viven cada vez más tiempo.
Con la quimioterapia, las pastillas, los equipos médicos sofisticados, operaciones y procedimientos, caros e invasivos, no se tratan las causas sino los síntomas de las enfermedades crónicas.
Es decir que el primer objetivo de la medicina moderna, no es generar más salud, si no crear un número creciente de forma vertiginosa de enfermos crónicos, con una mayor esperanza de vida. De esta forma aunque se alarga la vida de las personas, se alarga también su padecimiento.
En realidad el objetivo de la medicina responsable en interés de las personas, debería ser asegurar una vida con la mejor salud tanto física como mental.
Esto sólo se puede lograr mediante la prevención, es decir evitando las enfermedades crónicas a través de una alimentación y una forma de vida saludables.
Pero con las personas sanas no ganan ni los médicos, ni los hospitales, ni la industria farmacéutica, ni los fabricantes de dispositivos médicos.
Sobre este tema, el cardiólogo Dr. Caldwell B. Esseltyn, escribió en su libro “Prevenir y revertir enfermedades cardíacas”: “Una vez pregunté a un joven cardiólogo que estaba especializado en operaciones, porqué no derivaba a sus pacientes a un programa sobre alimentación, que pudiera frenar y revertir sus dolencias.
El contestó con una pregunta muy sincera: ¿Sabía usted que en el último año emití facturas por importe de más de 5.000.000 de dólares?”